Pero uno de los conceptos más atinados referente a una Organización de la Sociedad Civil es el que nos da el Dr. Alberto Olvera: “Es una asociación de ciudadanos que, haciendo uso de recursos simbólicos y materiales, capacidades organizacionales y afinidades emotivas y morales, actúan colectivamente a favor de alguna causa y persiguen algún interés material o simbólico situándose por fuera del sistema político, y sin seguir la lógica del mercado.”
En la actualidad la sociedad ha dado importantes pasos en materia de las organizaciones de la Sociedad Civil, que son una característica viva y esencial en la vida democrática de los países a lo largo y ancho del mundo. Las Organizaciones de la Sociedad Civil colaboran hoy en día en una amplia diversidad de personas y promueven sus derechos desde la asistencia social, salud, cultura, derechos humanos, proyectos productivos, equidad de género, juventud, discapacidad, investigación y medio ambiente entre otros….
Como actores del desarrollo, se caracterizan por ser voluntarias, diversas, no-partidistas, autónomas, no-violentas, y trabajan por el cambio. Dichas características esenciales fundamentan los Principios de Estambul para el desarrollo de la efectividad de las Organizaciones de la Sociedad Civil que guían el trabajo y las prácticas, tanto en contextos de paz como de conflicto, en diferentes áreas de trabajo de base hasta la incidencia en políticas públicas, y en una gama que va desde emergencias humanitarias hasta acciones de desarrollo a largo plazo.
Las Organizaciones de la Sociedad Civil son efectivas como actoras del desarrollo cuando colaboran con sus acciones en la realización sostenible de resultados e impactos para un cambio duradero en las condiciones de vida de las personas, con especial énfasis en las poblaciones pobres y marginadas, asegurando un legado perdurable para las presentes y futuras generaciones.
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